Durante años pensé que esas cosas sencillamente no ocurrían en este país, que los españoles teniamos la sangre de horchata y que daba igual la corrupción, el paro, los excesos de los bancos y la ruina de familias enteras porque aquí se nace y se muere conformista.
Despúes de ver por la Tv las huelgas multitudinarias en Francia, las manifestaciones contra las Bacanales Bunga-Bunga de Berlusconi, las revoluciones árabes y las revueltas islandesas y griega parece que se nos ha pegado algo.
Finalmente, la indignación o, como dicho con más propiedad: la tocadura de cojones, ha llegado a su eclosión final y no ha habido quien la contenga hasta llenar plazas en toda España. Si alguien me lo hubiera dicho hace 2 semanas me habría reído de él.
Tras las elecciones, ahora que las calles y plazas se vacían y la gente debe, muy comprensiblemente, volver a su vida normal, ¿qué nos queda?. Mucha indignación, satisfacción por haber hecho llegar a los oídos de unos políticos acomodados que ésto no puede seguir así y el regusto romántico y utópico que dejan las revoluciones.
Pero nada concreto.
Con este Blog me gustaría hacer mi contribución a una futura reforma electoral y política que desbloquée un sistema obsoleto. Actualmente muchos votantes se sienten utilizados y totalmente desmotivados; ignoran incluso muchos cauces legales existentes para la participación política y equiparan el echar el voto en una urna a echarlo a una papelera.
¿POR QUÉ LA REFORMA ELECTORAL, NO SERÍA MEJOR BUSCAR ANTES UNA SOLUCIÓN A LA CRISIS Y AL PARO?
La primera razón que me lleva a centrame en este tema es muy sencilla: soy licenciado en Derecho. Como todo el mundo tengo mis propias ideas acerca de economía, de derechos sociales, cultura etc. pero dudo que pueda aportar nada nuevo y prefiero dejarlo para aquellos que sepan más que yo.
En segundo lugar, pienso que un sistema electoral y participativo más justo y racional nos daría las personas y las ideas para atajar la corrupción, el nepotismo y, en general, la incompetencia. Hoy en día todo se rige por las leyes del mercado; se han liberalizado las empresas públicas, el mercado laboral, los servicios sociales etc. con el teórico objetivo de hacerlos más competitivos, todo...excepto la política. Los partidos hegemónicos han monopolizado las instituciones y han eliminado la competencia mediante subvenciones estatales que ellos mismos dan y reciben, ejercen competencia desleal en los medios de comunicación y hacen casi imposible el acceso a los órganos de decisión política a los que no pertenecen a su bloque. Sigiendo con el simil económico, es necesario crear un sistema capaz de atraer a los más preparados y honrados al mercado y hacerlos responsables ante sus clientes (es decir, votantes) y no ante las cúpulas de sus partidos. De este modo podría mejorarse la productividad de nuestros políticos que hasta hoy ha sido, por decirlo de un modo suave, más bien escasa.
Espero que los que lean ésto se sientan dispuestos a participar porque no pretendo en absoluto imponer nada sino discutir e intercambiar ideas.
Hasta pronto.
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